Se trata de una conducta disfuncional que puede destruir la relación si no se resuelve.
Los celos aluden al temor, creencia, o sospecha que algo preciado está en peligro de perderse.
Esta es una de las características que definen a esta emoción: la percepción de que una relación significativa está amenazada y puede llegar a desaparecer, o deteriorarse como consecuencia de la acción de una tercera persona, con independencia de que dicha amenaza sea real, o imaginaria.
Así pues, en los celos suele haber alguien de por medio, lo que se define tradicionalmente como una relación triangular (Bringle y Buunk, 1985).
Gente que interviene en los celos dentro de una relación de pareja
Aunque la experiencia de celos más característica es la que se produce en la relación de pareja por causa de la intrusión de un tercero, ni se trata de la única situación en la que aparecen, ni el amante competidor es la única amenaza, aunque quizá sea la más significada.
También aparecen celos en otras relaciones diferentes a las de amor romántico y con la implicación de distintos agentes, tales como hermanos, o compañeros de trabajo.
En todos los casos se trata de la percepción de una amenaza sobre la cualidad de la relación personal que se desea mantener. La amenaza de la pérdida puede que no sea real, sino simplemente imaginada.
Cuando la reacción sobrepasa la lógica de lo razonable hablamos de celos patológicos.
Los celos patológicos en una relación de pareja
Los celos patológicos son un trastorno el cual un individuo mantiene una convicción o creencia anormal de que su pareja sexual es, o le será, infiel. Esta condición es clasificada como patológica porque la creencia se mantiene con motivos infundados (Gelder, Gath y Mayou, 1989).
Tarrier, Beckett, Harwood. y Bishay (1990) definen los celos patológicos como una condición en la que hay una sospecha infundada de rivales emocionales o sexuales y un miedo a la pérdida de la pareja, manifestado mediante respuestas cognitivas, afectivas y conductuales.
Los pensamientos intrusivos y la sospecha sobre la fidelidad de la pareja son centrales en el trastorno. Aparecen con frecuencia pensamientos e imágenes sobre el paradero y las actividades de la pareja, así como conductas confirmatorias abiertas y evidentes, tales como acusaciones verbales, interrogaciones, confirmación de los lugares que frecuenta la pareja, lectura de las cartas, examen de su ropa, y medidas extremas como contratar un detective para que siga a su pareja (Mullen, 1990; Shepherd, 1961).
Otros problemas asociados a los celos patológicos incluyen la evitación de aquellas situaciones que provocan esta reacción emocional, (tales como asistencia a reuniones sociales), mayor riesgo de violencia doméstica, sentimientos de inferioridad, baja autoestima, o depresión.
Recomendaciones para atacar, prevenir y evitar los celos en pareja
Algunas de las recomendaciones para poner en práctica y atacar los celos por parte de la persona celosa son las siguientes:
Plantearnos la utilidad de la emoción y analizar la situación
Se trata de ver si las emociones que tenemos son lógicas y tienen alguna ventaja para nuestra relación de pareja.
De esta manera, identificaremos cuándo somos celosos sin dejarnos llevar por nuestras interpretaciones. Se trata de activar más el razonamiento para que pueda dominar la emoción.
Revisar nuestra independencia emocional
Tenemos que darnos cuenta hasta qué punto necesitamos la aprobación del otro y su apoyo para mantener elevada nuestra autoestima.
Si sufrimos dependencia emocional tenemos que trabajar los recursos personales para sentirnos bien con nosotros mismos.
Reconocer la libertad del otro
Es importante respetar y entender la libertad e independencia de cada uno de los miembros de la pareja por separado. Aceptar que no tenemos la capacidad ni el derecho de controlar las emociones, intenciones y deseos del otro.
La pareja no debe ceder ni renunciar a actividades ante una conducta celosa.
¿Y qué debe hacer la pareja para evitar los celos en la relación?
Estos son algunos puntos importantes que se deben tener en cuenta y que se deben evitar para reducir los motivos de los celos en las relaciones de pareja y/o celos patológicos.
No ceder a la conducta celosa
No dejar que la pareja celosa mire nuestro correo electrónico, nuestras llamadas o cosas íntimas.
Si dejamos que compruebe que no tiene nada de qué preocuparse estaremos fomentando la conducta patológica.
No renunciar a otras relaciones sociales
Si la pareja celosa se siente insegura por compañeros, amigos o cualquier persona que se puede acercar a nosotros, no debemos dejar de tratar a aquellas personas, ya que por eso no solo no se soluciona el problema, sino que poco a poco dejaremos de tener vida social.
No dejar de hacer actividades
No debemos abandonar actividades que nos gusten para no provocar celos. Si nos gusta ir al gimnasio, tomar un café con algún amigo…no debemos dejar de hacerlo.
Demostrar a la pareja el afecto y el amor que sentimos por ella, tanto con hechos como con palabras.
Contribuir a la autoestima de la persona celosa
Podemos ayudar a aumentar su autoestima diciéndole de vez en cuando qué es lo que nos gusta de nuestra pareja, sus virtudes…
De esta manera, si la persona celosa afronta el problema y la pareja la refuerza positivamente y bloquea las conductas destructivas, se pueden gestionar los celos. Pero, si no es así, entonces es el momento de acudir a un profesional.
Los celos en las parejas, a menudo se confunden con la envidia, pero aun cuando ambas están relacionadas, son experiencias diferentes.
La envidia es una experiencia diádica en que la persona envidiosa quiere algo que la persona envidiada tiene, como, por ejemplo, éxito, belleza o poder.
Los celos son siempre triádicos. Se relacionan con la pérdida de la persona amada frente a un(a) rival. La envidia y los celos muchas veces se entrelazan.
Cuando la persona celosa percibe que su pareja o su rival tienen cualidades que él o ella no posee, la experiencia de los celos se hace doblemente dolorosa.
Los grados sobre los celos en las relaciones de pareja
Muchos autores han descrito los celos como un continuo de reacciones que van desde lo normal a lo patológico (Freud, 1922).
El primer grado, o lo que se ha llamado ‘‘celos normales,’’ se refiere a sentirse momentáneamente amenazado por una relación paralela reconocida públicamente (Crowe, 1995).
El segundo grado supone una sensación previa de vulnerabilidad que incluye miedos anticipatorios y obsesiones (Pasini, 2003).
El tercer grado es lo que se ha descrito como ‘‘síndrome de Otelo’’ (Todd & Dewhurst, 1955), una enfermedad basada en distorsiones, ideas sobrevaloradas, paranoia e incluso delirio. En estas formas extremas la persona está segura de sus percepciones de traición, sin importar qué evidencia exista de lo contrario.
A veces, los celos se relacionan con procesos psicóticos, disfunción cerebral o senilidad (Pasini, 2003). Cuando el problema no responde a la psicoterapia, puede ser apropiado realizar una evaluación psiquiátrica y un tratamiento con medicamentos.
También hay una variedad de situaciones reales a tomar en cuenta.
A veces existe una traición real y la persona celosa se siente amenazada por una razón clara.
En muchas situaciones, la persona celosa es vulnerable a raíz de traiciones en sus relaciones anteriores. O puede existir un legado de traiciones percibidas en la familia de origen.
A veces no hay evidencia de una traición real pero la pareja está distraída u olvidadiza, y la persona celosa siente que algo no encaja.
También puede ser que la persona celosa sea la que está traicionando a la otra.
Preocupado(a) por sus propias fantasías y su culpabilidad, él o ella proyecta sus sentimientos, acciones y deseos en el otro miembro de la pareja y reacciona a sus proyecciones como si fueran reales.